LA TRANSICIÓN HACIA LA RESIDENCIA DEL FUTURO. LA CUESTIÓN DE LOS RATIOS

Las distintas ponencias que se han presentado en el curso de verano organizado por Helduak Adi! han coincidido en la necesidad de avanzar hacia un nuevo modelo asistencial, en el que la personalización de los cuidados se constituya como eje fundamental. Del mismo modo, a lo largo del curso se ha puesto de manifiesto la convicción unánime de que la calidad de los cuidados está en relación directa con la dimensión de los recursos humanos destinados a tal fin. Es incuestionable que a mayores ratios de personal, mayor es la calidad de los servicios y, por ende, la satisfacción de los usuarios. La máxima Ratios = Calidad del Servicio es asumida mayoritariamente en el sector socio-sanitario.

El pasado viernes, la Diputación Foral de Gipuzkoa hizo pública la publicación del Libro Verde: La transición hacia la residencia del futuro, un documento que recoge las acciones en materia de política social que deberán impulsar el cambio del modelo residencial de Gipuzkoa. Tras profundizar en su contenido, es justo reconocer que su planteamiento ha sido certero, tanto en lo que se refiere a los objetivos, como a la metodología empleada. Podrían también señalarse como aspectos positivos, el diagnóstico sobre los principales retos a que se enfrenta la red de residencias, así como la batería de recomendaciones propuestas para impulsar este nuevo modelo de atención.

Por lo que se refiere al ámbito de los recursos humanos, el Libro Verde incluye en su diagnóstico aspectos de vital importancia, como son las condiciones laborales, la formación del personal y el clima organizacional, reconociendo textualmente la necesidad de revisar los ratios de personal para prestar cuidados con una calidad razonable (se sustituye aquí el término óptima o adecuada por razonable).

En este sentido, el Libro Verde parece estar en sintonía con la máxima Ratios = Calidad. Sin embargo, en el proceso de elaboración de este documento, la DFG ha mostrado gestos puntuales que inducen a recelar de ello. Así, con ocasión de la presentación del Libro Verde en el Consejo de Mayores, fueron expuestas algunas conclusiones del informe Los centros residenciales de Gipuzkoa – Resiliencia, Calidad de Vida e Innovación, elaborado a resultas del cuestionario cumplimentado entre junio y septiembre de 2021 por los distintos actores de las residencias del territorio (residentes, familiares, profesionales y gestores).

Entre las conclusiones del informe, se citó como hallazgo relevante la denominada paradoja ratio-calidad, que describía la diferencia entre la percepción que los encuestados tenían de los ratios de personal, frente a su percepción de la calidad asistencial. Esto es: la percepción de que unos mayores ratios no presuponen mayores índices de satisfacción. Así se deduce de la interpretación que hicieron los responsables forales, o al menos así se nos dio a entender.

Al margen de otras consideraciones, este informe incurre en el error de excluir del análisis los verdaderos factores que pudieron incidir de manera directa en la percepción de la satisfacción de los encuestados. Para empezar, el cuestionario se cumplimentó en un momento en que la pandemia seguía azotando a las residencias y la ausencia de normalidad era más que notoria. En consecuencia, no se daban las condiciones mínimas necesarias para garantizar que las conclusiones fueran objetivas. La insatisfacción (cuando no la crispación) de residentes, familiares y plantillas, pudo tener su origen en la anómala y precaria situación que suponía la incidencia de la pandemia y muy especialmente en la forma en que se gestionó en cada residencia. Pero al margen, en todo caso, de la dimensión de los ratios. Entre los factores que pudieron influir de forma negativa en la satisfacción, destacaría el mayor o menor acierto en la organización socio-sanitaria de los centros, así como la interpretación restrictiva de los protocolos de aislamiento que se dio en algunas residencias, frente al esfuerzo en propiciar la comunicación entre los residentes y sus familiares, en otras.

En definitiva: la omisión de estos factores invalida a mi juicio las conclusiones del informe. Cabe ahora preguntarse a qué se debe la insistencia de sus redactores en seguir sosteniendo esta paradoja.

Ahondando en el Libro Verde, entre las recomendaciones que se recogen en él se encuentra la exigencia de actualizar el marco normativo. Por una parte se hace mención al Catálogo de Servicios Residenciales de Gipuzkoa (Decreto 38/2007), cuyo contenido debe ser actualizado en coherencia con los nuevos perfiles asistenciales de los residentes. Habría que añadir también que, dada la situación en que se encuentra actualmente el sector de las residencias, será necesaria una revisión de los ratios de los distintos perfiles profesionales; revisión que deberá hacerse de forma inmediata, sin condicionamientos de plazos y mucho menos, de calendarios electorales.

Por otro lado, en el desarrollo normativo propuesto en el Libro Verde se señala también la necesidad de elaborar un documento de recomendaciones para la actualización del Decreto Autonómico 126/2019. De entrada, no debe sorprender que el Libro Verde pretenda actualizar (léase enmendar) una norma de rango autonómico. Desde su promulgación, el Decreto 126/2019 nunca ha servido como referente en el ámbito residencial, por lo que el desarrollo del Libro Verde será una buena oportunidad para revisar por completo su contenido, con mayor énfasis en lo que se refiere a los ratios, dada la inviabilidad e improcedencia de los mismos.

Podría ilustrarse esta última afirmación con el siguiente ejemplo: En cumplimiento del Catálogo de Servicios Residenciales de Gipuzkoa, una residencia de 100 plazas de grandes dependientes ha de contar con una plantilla de Atención Directa (auxiliares, cuidadoras, gerocultoras…) equivalente a 42 puestos a jornada completa. Sobra decir que esta dotación de personal sería a todas luces insuficiente. Son muchas las voces de profesionales y colectivos implicados en la atención socio-sanitaria que vienen reclamando incremento de las plantillas asistenciales de los centros, como así ha quedado evidenciado de forma reiterada en los estudios realizados por la Comisión de Residencias del Helduak Adi. Pues bien, la aplicación de los ratios del Decreto Autonómico en esta misma residencia provocaría un efecto demoledor, al quedar reducida su plantilla de Atención Directa a 29 puestos. En suma, si esto se llevara a cabo, el 30% del personal asistencial dejaría de prestar servicios a los usuarios. No es necesario añadir nada más.

 

A modo de conclusión, confiemos en que el desarrollo del Libro Verde sirva para impulsar un modelo de cuidados residenciales que garantice unos mayores niveles de calidad asistencial; un modelo que se base exclusivamente en las necesidades reales de los usuarios, dejando a un lado criterios políticos, económicos o de otra índole y huyendo de la tentación de apoyarse en referentes que caminan en sentido contrario. De no hacerlo así, la confrontación será inevitable.

Iñaki Villagrán Teresa
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